Ácido hialuronico al 8% $1100 con aplicador
ÁCIDO HIALURONICO: que debes saber sobre los tratamientos del momento Estamos, no hay duda, ante uno de los ingredientes cosméticos estrella. El ácido hialurónico es una de las sustancias más usadas en cosmética, pero también medicina estética para tratamientos que buscan la corrección del envejecimiento y de la pérdida de luminosidad de los tejidos blandos y la piel. Y es que estamos ante un compuesto presente de forma natural en nuestro cuerpo y uno de los grandes responsables de la hidratación y la firmeza de la piel, capaz de retener grandes cantidades de agua (hasta mil veces su peso en el tejido confiriéndole turgencia y jugosidad). Precisamente el envejecimiento cursa con un descenso en la producción de ácido hialurónico por nuestras células y con la disminución de la producción y la pérdida de calidad del colágeno presente en la piel. El resultado es un aspecto deshidratado, flácido con falta de elasticidad y pequeñas arrugas superficiales y manchas. Por eso, los tratamientos con ácido hialurónico se convierten en grandes aliados de nuestro rostro. Tal vez hayas oído hablar de los diferentes tipos de ácido hialurónico que se utilizan en estética, reticulados y no reticulados. Ácidos hialurónicos reticulados Qué son: El ácido hialurónico es un polisacárido de la familia de los glicosaminoglicanos (GAGS) que está presente de forma natural en nuestro organismo. Como decíamos, es un componente esencial del tejido conjuntivo y un captor hídrico de excepción (capta y retiene moléculas de agua), imprescindible para mantener la correcta tasa de hidratación de la piel y mantener los tejidos con ese aspecto “relleno” y “jugoso”. En medicina se emplean fórmulas de AH sintetizadas en laboratorio de procecencia no animal, biocompatibles y, por tanto, con muy bajo riesgo de alergias. Empezó utilizándose en el campo de la oftalmología (como técnica revolucionaria en la cirugía de cataratas) y de ahí pasó a la dermatología y a la medicina estética. Para qué sirven y cómo funcionan: Según su ‘organización’ química o entrelazado de las moléculas, en medicina estética existen dos grandes grupos de hialurónicos con dos funciones distintas: las fórmulas no reticuladas que actúan como protectores/reparadores y los AH reticulados, que son los que se utilizan como sustancias de relleno. En ellos, las moléculas de ácido hialurónico están reticuladas o “entrelazadas” entre sí con el fin de darles mayor ‘solidez’ y durabilidad, protegiéndolas de los factores de degradación a los que se ven expuestos al infiltrarlos en nuestro organismo. Aplicaciones estrella: Los reticulados se emplean fundamentalmente para rellenar arrugas y son ideales para recuperar el volumen perdido del contorno facial, surcos y comisuras. Una curiosidad: Una ventaja interesante es que, en caso de que al paciente no le guste el resultado obtenido tras la infiltración, existe un “antídoto”: la Hialuronidasa, una sustancia que elimina sus efectos. Duración de los efectos: La reabsorción es progresiva, con una duración media de unos 12 meses, según la fórmula y lugar de implantación. Ácidos hialurónicos no reticulados Qué son: La misma sustancia (polisacáridos de la familia de los glicosaminoglicanos) empleada para los rellenos de hialurónico (reticulados), pero con una formulación química distinta. En este caso, las moléculas de hilaurónico no se entrelazan entre sí, sino que se dejan ‘libres’, con lo que al infiltrarse no producen un incremento de volumen en la región, sino que únicamente actúan como captores de agua. Para qué sirven y cómo funcionan: Son inyectables formulados en una solución acuosa con una concentración de entre 1% y el 2% (estos son los porcentajes más frecuentes, aunque en pieles muy deshidratadas se emplean concentraciones más altas) que se infiltran a nivel muy superficial (justo por debajo de la epidermis, primera capa de la piel) dónde ejercen una doble función: por un lado recuperar y mantener la tasa de hidratación adecuada de la piel y, por otro, estimular la nutrición de las células. Suelen formar parte de un protocolo de mesoterapia global: infiltraciones combinadas de distintos principios activos con el fin de promover la revitalización integral del cutis. Sus efectos duran de 6-8 meses aproximadamente.
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